Vladimir Brontis: 7/8/07 - 7/15/07

Saturday, July 14, 2007

Geometría y antropometría: del trazado a su recorrido


La apreciación sensorial
Es un aporte interesante cuando el carácter de movimiento en arquitectura da énfasis a la apreciación sensorial. Es posible que en un lugar subyazga una geometría, pero tal vez ésta sea poco perceptible, o quizá demasiado implícita. Las cubiertas, o los encuentros de muros, pueden ser complejos, sin embargo al estar en ellos pueden no comprenderse o percibirse como se perciben en el plano, donde se podrían encontrar virtudes que desde la vereda no.

Le Corbusier, El Poema del Angulo Recto
Ejemplos notables de apreciación incluida en la geometría, se encuentran en la antigua Grecia: las columnas que adquieren grosor, como una corrección óptica, para que el ojo las perciba perfectas. Uno a veces piensa la arquitectura desde una axonométrica. O bien desde la distancia infinita de una fachada. El promedio de altura de apreciación, por su parte, es la de una persona.

Braque, Mujer con una guitarra, 1913

¿Por qué este pensamiento? Parece que los taludes, las inclinaciones, los encuentros no ortogonales, tienen una cualidad especial. El escorzo aporta nuevas perspectivas, las enriquece, de ahí el interés actual. Que la arquitectura se quiebre, y muestre, saliendo al encuentro de lo antropométrico. El esfuerzo de un talud, en este caso, es mostrar un muro, mostrar cómo es desde arriba, al plegarlo

El cubismo, la pintura de Picasso, de Braque, podría ser una “forma de representación” alternativa a la perspectiva, o a la axonométrica. Es una forma de “ver” lo circundante, a través de “vistas” no ortogonales, no lineales.
Parte del legado Le Corbusier es la pintura, siendo “El Poema del Angulo Recto” un libro de vivos colores, de planos y proporciones superpuestas. La apreciación sensorial es parte de sus fundamentos, a través del modulor, a través de su propia definición de arquitectura, de “volúmenes bajo la luz”.

Construcción de curvas

Últimamente, trato de desarrollar superficies curvas más sutiles que el cilindro, a la vez que pensar su posible materialización a través de la estructura.
Se puede desprender de ese desarrollo la complejidad de construir un c
uerpo no ortogonal y, como primera solución, la flexibilidad que otorga un módulo.
A través de referentes vistos, como la Casa de las Artes de Graz, o el Edifi
cio Downland Gridshell, se deduce la versátil flexibilidad de un esqueleto: la estructura es un perfil, o una pieza multiplicada, con rígidos elementos de unión. Esto, sin embargo, otorga un carácter liviano, no tectónico. El propósito es que parte de lo construido sea un movimiento de placas.

Las intenciones rondan un cuerpo que de alguna forma sea centrífugo, y luego se abra en una zona de acceso. Se llega a una forma parecida a un cilindro girado (percibido como talud), o un cono truncado. Más que un cuerpo con nombre, siempre resulta una figura particular. El interés por ejemplo es que “vaya desapareciendo”, o bajando, de modo que no es exactamente un cilindro.
El esfuerzo es que este cuerpo gire manteniendo una relación muro-cielo de 90°, para hacerlo referible, a la vez que mantenga la percepción buscada.

Haciendo módulos ortogonales verticales, la curva se ve factible de forma tectónica, haciendo que incluso estos “trazos rectos verticales” se noten, a la manera del modernismo purista. Esto a su vez se puede contrastar con un esqueleto más liviano.
Con respecto a formas particulares proyectadas, como por ejemplo el talud, al ser recto se piensa como un sistema de losas armadas con vigas, cuyas vigas, longitudinales, se apoyen en pilares. Siempre se tiene una noción de “contenedor”, de modo que los elementos internos, sean livianos.
Al ser curvo, como en el instituto que se procura, la construcción del talud se complejiza. Por esto, se piensa en el módulo recto multiplicado, que a la vez sea referible por ángulos conocidos.